Crash por supuesto no trata de una catástrofe imaginaria, por muy próxima que pueda parecer, sino de un cataclismo pandémico institucionalizado en todas las sociedades industriales, y que provoca cada año miles de muertos y millones de heridos. [...]
A lo largo de Crash he tratado el automóvil no sólo como una metáfora sexual sino también como una metáfora total de la vida del hombre en la sociedad contemporánea. En este sentido la novela tiene una intención política completamente separada del contenido sexual, pero aún así prefiero pensar que Crash es la primera novela pornográfica basada en la tecnología. En cierto sentido, la pornografía es la forma narrativa más interesante políticamente, pues muestra cómo nos manipulamos y explotamos los unos a los otros de la manera más compulsiva y despiadada.
Prólogo J.G. Ballard
Autor: J.G. Ballard
Editorial: RBA libros
Año: 2012 (1973)
Año: 2012 (1973)
Nº páginas: 224
ISBN: 9788490063538
SINOPSIS
James Ballard, traumatizado por un accidente de tráfico cerca del aeropuerto de Londres, conoce por casualidad al doctor Robert Vaughan, famoso en su momento por presentar programas científicos en televisión.
A su alrededor se reúne un grupo de personajes extraños, supervivientes de accidentes de automóvil, obsesionados con reproducir siniestros de personajes famosos, sobre todo de estrellas del cine.
El protagonista se verá arrastrado a una espiral de autodestrucción orquestada por Vaughan, que contiene un alto grado de erotismo morboso, culto a la tecnología y tendencias suicidas.
A su alrededor se reúne un grupo de personajes extraños, supervivientes de accidentes de automóvil, obsesionados con reproducir siniestros de personajes famosos, sobre todo de estrellas del cine.
El protagonista se verá arrastrado a una espiral de autodestrucción orquestada por Vaughan, que contiene un alto grado de erotismo morboso, culto a la tecnología y tendencias suicidas.
Vaya por delante que ésta es la novela que más asco físico me ha producido con diferencia.
Seguir leyendo es, por lo tanto, un acto de voluntad, curiosidad e incluso perversión, en el que el lector se ve atrapado como se ven atrapados los personajes.
La reseña original de 1973 de The Times lo resumía así: Ballard tiene una sólida reputación pero la obsesión de esta novela por el sado-masoquismo a través de accidentes de tráfico deliberados es enfermiza. El hecho de que escriba bien lo hace aún peor.
Ballard teje relaciones complejas, enfermizas, y fija en nuestras retinas imaginarias escenarios macabros de sangre, vómitos y semen narrados como si de una escena bucólica se tratase, lo que las hace más espeluznantes, si cabe.
Recomiendo encarecidamente, que si os animáis a leer la novela, empecéis por leer el prólogo escrito por Ballard, ya que veréis la novela con los ojos críticos que el autor pretende transmitir. En caso contrario podéis caer en el error de que el autor no hace más que regocijarse en una violencia sin sentido.
Narrada en primera persona, muestra la reacción morbosa que un grupo de personas manifiesta ante la relación entre la desfiguración y el sexo, desfiguración provocada por el choque de coches a gran velocidad.
Seguir leyendo es, por lo tanto, un acto de voluntad, curiosidad e incluso perversión, en el que el lector se ve atrapado como se ven atrapados los personajes.
La reseña original de 1973 de The Times lo resumía así: Ballard tiene una sólida reputación pero la obsesión de esta novela por el sado-masoquismo a través de accidentes de tráfico deliberados es enfermiza. El hecho de que escriba bien lo hace aún peor.
Ballard teje relaciones complejas, enfermizas, y fija en nuestras retinas imaginarias escenarios macabros de sangre, vómitos y semen narrados como si de una escena bucólica se tratase, lo que las hace más espeluznantes, si cabe.
Recomiendo encarecidamente, que si os animáis a leer la novela, empecéis por leer el prólogo escrito por Ballard, ya que veréis la novela con los ojos críticos que el autor pretende transmitir. En caso contrario podéis caer en el error de que el autor no hace más que regocijarse en una violencia sin sentido.
Narrada en primera persona, muestra la reacción morbosa que un grupo de personas manifiesta ante la relación entre la desfiguración y el sexo, desfiguración provocada por el choque de coches a gran velocidad.
Seguramente Crash es la novela más popular del género tecno-pornográfico, por llamarlo de alguna manera, principalmente por su adaptación al cine por David Cronenberg, cuya versión esta dulcificada en exceso.
Todo viene descrito con minucioso detalle: los actos sexuales, las deformaciones, las heridas, las secreciones y los olores. Las escenas se repiten insistentemente donde el semen adquiere el papel protagonista de todas ellas. La náusea no ofrece un momento de tregua.
Incluye recreaciones de accidentes mortales de personajes conocidos, como James Dean o Albert Camus, esto puede parecer de mal gusto, pero si pensamos en la fascinación mediática por las celebridades muertas en accidentes de tráfico, las fotografías de Lady Di agonizante entre hierros retorcidos reproducidas en todas las portadas del corazón, resulta inquietante la cercanía con la realidad.
Crash no dejará indiferente a nadie, para bien o para mal, porque tiene un mensaje claro y universal, ante el que es inevitable posicionarse.
No es una novela para todos los públicos. Se lee para pasarlo mal. Y aún no pude evitar leerlo de cabo a rabo.
Todo viene descrito con minucioso detalle: los actos sexuales, las deformaciones, las heridas, las secreciones y los olores. Las escenas se repiten insistentemente donde el semen adquiere el papel protagonista de todas ellas. La náusea no ofrece un momento de tregua.
Incluye recreaciones de accidentes mortales de personajes conocidos, como James Dean o Albert Camus, esto puede parecer de mal gusto, pero si pensamos en la fascinación mediática por las celebridades muertas en accidentes de tráfico, las fotografías de Lady Di agonizante entre hierros retorcidos reproducidas en todas las portadas del corazón, resulta inquietante la cercanía con la realidad.
Crash no dejará indiferente a nadie, para bien o para mal, porque tiene un mensaje claro y universal, ante el que es inevitable posicionarse.
No es una novela para todos los públicos. Se lee para pasarlo mal. Y aún no pude evitar leerlo de cabo a rabo.
VALORACIÓN: 3/5
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